Catorce Cumbres Mexicanas

1. - Selección
2. - Motivos
3. - Historias
4. - Conclusiones
5. - Mapas

Prefacio :

Este Libro nace como resultado de varias causas, una de ellas fue la sugerencia de una amiga, la cual me comentaba años atrás en el 95 en una comida -Tú que haz viajado tanto podrías tener una guía escrita para el grupo, refiriéndose al GAP, por otra parte la razón del título respecto al número 14, la mitad, en parte por ser el 7 algo mágico, y la romántica alusión a la cordillera del Himalaya con sus 14 Ochomiles, entre otras más. Decidí hablar de las Cumbres de México y aunque solo el Tacaná al inicio de este Libro no he recorrido sus brechas espero que al concluirlo halla experimentado el placer supremo de convivir con estas Montañas. Aunado a la idea de que el estar en la Montaña, es satisfactorio para mí sin que necesariamente llegue a la cima, con el hecho de estar allí es algo que me llena completamente y espero que mediante éste libro logre compartir esos momentos con ustedes amigos lectores, a quienes dedico este trozo de mi vida.

Porque, si logro provocar un solo sentimiento de integración natural, mediante una espiritualidad alpina, de esa manera de sentirse parte de un todo, del plan de Dios, de tan sólo mover en ustedes, aunque sea por un breve instante, la delicada fibra de la que esta hecha el alma, ese inconsciente colectivo que nos hermana de algunas maneras, entonces todo el esfuerzo habrá valido la pena y así me sentiré recompensado. Ahora bien, prepárense a viajar por el tiempo y con su imaginación, ya que solo así podrán disfrutar mejor de estas vivencias a través de ...

Catorce cumbres Mexicanas.

I. - La Selección.

La manera de cómo fue que decidí hablar de estas montañas fue en primer instancia su altitud, en segundo lugar su cercanía con las ciudades de México, y finalmente motivos personales por los cuales las considero bellas e interesantes. Así Pues las cumbres de las cuales hablaré son las siguientes.

1. - Pico de Orizaba (5610 msnm.),(Veracruz, Puebla)

2. - Popocatépetl (5452 msnm.),(México, Puebla)

3. - Iztaccihuatl (5220 msnm.), (México, Puebla)

4. - Nevado de Toluca (4564 msnm.), (México)

5. - La Malinche(4461 msnm.), (Tlaxcala)

6. - Sierra Negra (4453 msnm.),(Veracruz, Puebla)

7. - Nevado de Colima (4450 msnm.),(Jalisco)

8. - Cofre de Perote (4250 msnm.),(Veracruz)

9. - Tláloc (4158 msnm.), (México, Puebla)

10. - Telapón(4081 msnm.), (México, Puebla)

11. - Tacaná (4067 msnm.), (Chiapas)

12. - El Téyotl(3995 msnm.), (México, Puebla)

13. - El Ajusco. (3900 msnm.), (México D.F.)

14. - El Viejo(3500 msnm.),(Nuevo León)

 

Las demás montañas que he visitado sin llegar a la cima, humildad aparte, son: El Popocatépetl en el cual he llegado 6 Veces hasta el labio inferior del cráter y muchas más por sus alrededores superando los 4000 msnm. El Pico de Orizaba, El Nevado de Toluca, El Téyotl y La Sierra Negra.

Faltándome por estar en las siguientes cimas: Citlaltépetl, Popocatépetl, Nevado de Toluca, Sierra Negra y Téyotl. Pero estos tres últimos se me hacen bastante factibles por su cercanía geográfica.

 

II. - Los Motivos.

Para mi particular punto de vista hasta hace algún tiempo creía que el motivo de mi aferrada idea de subir montañas era porque no cualquiera lo hace, subía por probar la gozosa fuerza de los músculos en la lucha con las escarpadas cumbres y luego, al ‘dominarlas’, llenarme los ojos de horizontes, para después andar presumiendo de lo que pude hacer. Aunado a los supuestos sufrimientos que "soporté", hace poco también me dijeron hazlo con gusto, disfrútalo, alguna vez también llevaba la vaga idea de hacerlo como penitencia, un castigo, otras veces como un reto, otras más con la idea temeraria de ¡Voy a pegarle al peligro! Propagando a más no poder una frágil valentía. Sin olvidar la de no vine a ver si puedo, sin omitir también la de conquistar la montaña, junto con la contradictoria de me conquistó la montaña, en fin son tantos los motivos, que cada uno en su momento creí que era válido, y en algunos casos así lo fue. Pero hay unos motivos que permanecen y mientras estos no dejen de existir en mi espíritu seguiré caminando por las Montañas. Actualmente deseo completar una meta antes de que termine este siglo pero aunque lo veo difícil no pierdo la esperanza de concretarlo, en particular las últimas cimas faltantes, exceptuando el Popocatépetl, por razones obvias.

 

III. - Las Historias.

Siempre he querido tener algo que contar, siento que es la esencia de lo que aquí escribo, aunque trate de capturarlas, el haberlas vivido y seguir experimentando nuevas aventuras es más grato para mí, pero cada vez salgo menos a las montañas y cuando aquí me quedo, en la ciudad, me gusta leer y escribir las historias de alpinismo, que no es lo mismo pero logran consolarme del no estar allí, en las montañas, de darme cuenta que cada vez salgo con menor frecuencia, de que el tiempo pasa y nos vamos quedando viejos, otro pretexto para justificar mi cambio de vida, de que mis intereses, aunque inconscientemente no quiera, han cambiado, pero algo de mi se niega a desaparecer y es lo que trato aquí de conservar.

 

III.1 El Pico de Orizaba.

 

III.1.1 Primer contacto, con la Asociación de Montañismo de la UNAM. (88)

La primera vez que fui finalizaba mi primer curso básico en la asociación de montañismo y exploración de la UNAM. Era una gran ilusión, ¡subir la montaña más alta de México!

La idea en sí me provocaba gran entusiasmo y empezamos a subir desde un pueblito que se llama Miguel Hidalgo, Puebla, eran como las 6 de la tarde, en el trayecto llovió un poco pero al obscurecer el grupo comenzó a dispersarse, el cansancio y el miedo de no saber cuanto falta para llegar eran algo especial mientras trataba de sentir más emociones haciéndole la plática a Lilí a quien ya desde el camión empezamos a conversar,

el instructor trató de apurar a los que estaban atrás, aun así llegamos a Piedra grande los primeros a las 9:30 y los últimos hasta las 10:30 aproximadamente, aquella noche me dio un resfriado, y al día siguiente después de unas horas no pude continuar ascendiendo con el grupo y me regrese al refugio. De regreso bajamos caminando desde el refugio, hasta las cercanías de Tlalchichuca.

 

III.1.2 Máxima seguridad en máxima espiritualidad.(95)

La segunda fue totalmente diferente ahora lo que me llama la atención fueron las actitudes del Grupo y en particular de algunos elementos que allí estuvieron que aunque esta historia se torne un mucho de comparaciones y envidias, por parte del autor, de las cuales espero que logren tomar lo positivo de la misma. Al partir desde el D.F. nos organizamos entre todos, previamente a la excursión sabía que no haría cima por no cumplir con los requisitos del grupo, lo cual no me preocupaba porque sabía que tampoco estaba bien entrenado, pero lo interesante es que otro miembro del grupo, quien se suponía, según él, que estaba bien entrenado, pensaba llegar hasta la cima; Pedro tenía una ilusión grande y con esfuerzos había ahorrado dinero para poder ir a esta excursión. Lo interesante comenzó cuando llegamos en camioneta al refugio de Piedra Grande y empezó Pedro a decir que llegaría hasta la cima y luego le dijeron que no, le dio mucho coraje y después de discutir con Daniel Nuñez, quién fue el único que siguió tratando de explicarle la situación, cuando por fin llego al acuerdo de que le devolvieran su dinero y se regresó el sábado por la mañana. En particular había una cascada de hielo verde - azul que me gusto mucho. En la noche del sábado llegaron los últimos entre ellos Reynaldo que llego muy cansado pero contentísimo, felicitando a los que llegaban finalizó el día y a la mañana siguiente regresamos se sentía una fraternidad agradable a pesar de todo porque la voluntad de todos converge en el espíritu Marista inculcado en el grupo. Finalmente me regresé en el carro de Reynaldo, pasamos por la ciudad de Puebla ya cansados y hambrientos, visité a mi tío Javier, el cual nos invitó a comer después conversamos cómodamente en su casa parece que me sentía en paz, los tres nos mostramos interesados en la plática, al salir de su casa recordé cuando salíamos a caminar a la montaña con mis hermanos cuando éramos niños, aveces, él nos llevaba y otra vez nos llevó mi tío Ernesto. ¿Quién pensaría que años después sería mi Padrino de Boda?, En la noche llegamos al D.F. cansados y tranquilos.

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III.2. - El Popocatépetl.

 

III.2.1.- El Bautizo en el cráter(88)

Cuando alguien llega por primera vez a la cima de una montaña, al menos en México, se acostumbra bautizarlo con nieve en la cabeza, siento que es un símbolo relacionado con la idea de que Dios esta allá arriba y que allí se está más cerca de Él. Después de un mes de estarlo intentando por la ruta de las Cruces siempre regresaba por cansancio pero sentía que todavía podía más pero estaba atemorizado con la bajada, que hay que guardar fuerzas por que el 90% de los accidentes ocurren de bajada, pero ésa vez en la madrugada me dije no comenzaré a bajar hasta el medio día aunque esté cansado avanzaré aunque sea a un ritmo lento. Así pues a medio día aunque cansado seguí ascendiendo, unos minutos más tarde había llegado al cráter la parte que se me hizo difícil fueron los escasos 10 metros de hielo negro, en el labio inferior estaba el entonces hermano Lasallista Manuel Cortazar que se comunicaba por radio con amistades en Puebla, después el bautizo de mi hermano que aunque ya había llegado meses atrás al mismo lugar en ésa época no había nieve y esta vez fue especialmente simbólico, en mi caso sí era la primera vez que llegaba allí.

El hielo negro bajada habían desaparecido, entonces tenia la lección de la perseverancia, porque en realidad las otras veces no me había cansado lo suficiente como para decir no puedo más.

 

III.2.2.- El Sorprendente Paracaidista (89)

Aquella vez salimos en la noche de la casa, mi hermano Agustín, Rubén un amigo de él, y yo; Al llegar al albergue de Tlamacas empezamos a cenar y Rubén me ofreció una galletas de queso, comí tantas que vomité y al día siguiente solo subí con mi piolet pues solo llegaría al Teopixcalco, la nieve estaba firme a partir del Queretano y al subir sin crampones, dos o tres veces resbalé anclándome con el piolet, la sensación de riesgo que sentía al resbalar ahora que lo recuerdo, me agrada, cuando por fin llegué al refugio, estaba cansado y decidí dormir un poco pero mi hermano que siguió subiendo me dijo que no me fuera a quedar dormido, pero a los 10 minutos ya estaba dormido, como observación había notado que nadie más había subido por el camino y mis compañeros tenían más de 20 minutos de haber partido cuando escuché fuertes gritos de emoción me espanté porque supuestamente estaba solo salí del refugio y mire hacia el Pico de Anahuac pero no vi nada y escuchaba los gritos después miré hacia abajo y nada, cual fue mi sorpresa que 12 metros arriba de mí venía bajando el Paracaidista, el cual lo seguí con la mirada hasta perderlo, pocos minutos después comencé a bajar solo hasta las cercanías del albergue de Tlamacas, ya que ése fin de semana no subió mucha gente por ésa ruta.

Horas más tarde llegó mi hermano con su amigo y regresamos a la ciudad.

 

III.2.3 Andrés Cervantes y su primo Salvador.(90)

Cuando me acuerdo de aquellos momentos recuerdo que lo más importante no es llegar a la cima sino disfrutar el momento, y no perderlo en egoísmos ni rivalidades, convivir cuanto más mejor. Cuando partimos mi amigo Andrés se encontraba con la garganta irritada, su primo desvelado y semicrudo porque la noche anterior había llegado de San Luis al D.F. y otros parientes se lo llevaron de parranda, pues bien, esa noche del sábado en el refugio de Tlamacas le sirvió para mejorarse pero no estaba bien del todo, el Domingo en la madrugada comenzamos a subir por las cruces al llegar a este refugió vi a su primo cansado pero me dije si se pone peor le digo que se bajé, pero Andrés lo venía animando haciéndole ver la belleza del volcán y la gran sensación que tendría al llegar a la cima, por cierto, Salvador tomó una foto en las Cruces con la cual compitió en un concurso y sacó el tercer lugar, antes de llegar a la media naranja, le comenté a Andrés, -Tu primo ya esta mal dile que se baje, -¡nombre! Haber venido desde tan lejos y que no llegue si aguanta, seguimos subiendo y el mismo primo ya no quería subir, con ganas de regresarse empezó a caminar más lento cuando Andrés le quitó la mochila para aligerarle la carga, pero ni así se le quitaba su malestar, continuamos nuestra marcha y a menos de 100 metros del borde del cráter, volví a decirle a ambos que mejor regresaran, pero entonces Andrés le tomó el brazo a su primo y continuaron hasta llegar; Así los últimos pasos los dio más rápido y por fin llego al cráter, descansamos un rato, nos sacamos fotos y finalmente regresamos, su primo ya se veía mejor pero me quedé con la idea de que no hubiera subido, aunque ahora que reflexiono tal vez era mi egoísmo de que no cualquiera puede subir una montaña, de que cada vez más gente sube montañas y sin tanto esfuerzo, él lo había logrado con todo y sus inconvenientes, y claro la ayuda de mi amigo Andrés Cervantes.

 

 

 

 

 

 

III.2.4. - El eclipse del 91 en Las Cruces.

Esta historia comienza un mes atrás a 300 metros bajo tierra donde me encontraba tratando de hacer sima en el sótano de San Miguel, en esos momentos mi hermano Agustín se apuntaba en el equipo de ayuda de la expedición científica México - Japón, Popocatépetl Eclipse 1991. Para cuando me enteré ya era un poco tarde pues quería estar en el equipo más por ayudar, por la chamarra que regalaban como agradecimiento, entonces traté de ofrecer mis servicios de porteador en la asociación de montañismo y exploración de la UNAM, pero, como siempre las chamarras se terminaron y aún así seguí de metido lo que me tocó llevar en realidad fue poco, un botiquín y regresar con envases de agua vacíos, mas sin embargo me dieron un reconocimiento, firmado por el Dr. Syuzo Isobe, Director Científico de la expedición, que aún conservo con grandes recuerdos como el siguiente. En este grupo conocí a Jorge Wingartz, en aquella época compañero de la facultad, que tomaba su curso básico, quién diría que años mas tarde estaría a punto de perder la vida en Francia, donde murió Eusebio Hernández Andrade, Entrenador con quien yo acababa de tomar el curso técnico de Espeleología el trimestre pasado; regresando de nuevo, algo que me maravillo fue el momento de la totalidad del eclipse, minutos antes empezó a incrementarse la velocidad del viento, la luz a disminuir y la temperatura bajo de 12 a 0 grados centígrados en el transcurso de la totalidad del eclipse, como estaba nublado de repente me arriesgaba a mirar el cielo fue algo inolvidable que siempre lo recordaré.

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III.3. - La Iztaccihuatl

 

III.3.1 Las Rivalidades (98)

Otra más de mis historias en la que subo en Grupo Alpino Pax ésta vez invité a mi hermano Agustín, el cual a veces me cuestionaba sobre el aspecto religioso del grupo en el que estoy. Le comentaba que los escándalos de novios casi no se daban, que era un grupo serio, a los quince minutos de viajar en el camión, me da un codazo, señalándome con la mirada a Luis Enrique y Patricia, que estaban asientos adelante y me dijo ¿no que no? Me sonreí, ahora que recuerdo meses después dejaron de ir al grupo y el año pasado les vi en la plaza de la solidaridad dándose unos arrumacos, ¿pueden imaginar que hasta casados terminarán?... regresando al relato, después llegamos a Amecameca donde procedimos al riguroso desayuno de la clásica pancita del mercado donde bromeamos un rato entre todos, rentamos una camioneta que nos llevara a La Joya, una vez allí empezamos la caminata al refugio de los cien, en el último portillo Luis Enrique y mi hermano platicaban sobre las características de las rocas del rededor.

Al llegar al refugio todos cansados, unos más que otros se disponían a recostarse, cuando Esteban comenzó a cocinar, unos cuantos más nos acercamos a cocinar y por supuesto también a comer, entre tantos un compañero nuevo estaba caminado a la par de nosotros los tragones, en su felicidad e ignorancia no le preocupaba el vómito de postre, horas mas tarde le tocó en el tercer nivel en una orilla junto a Pedro Huerta, al cual le pidió una bolsa de plástico cuando ya estaba vomitando, Esteban, que traía el botiquín también lo ayudo, pero al día siguiente ya no intentó subir más, también en el refugio se encontraba, Eduardo Tovar compañero de Luis Antonio R. Quién fue mi instructor cuando estuve en la UNAM, y que juntos tienen el récord de permanencia en el pecho del Iztaccihuatl, quien estaba de instructor del grupo de Alta montaña que llevaba, a la mañana me comentó Luis, que Miguel insistía en que mi hermano no debería subir, argumentando el reglamento del GAP, que por él, Luis no había problema pero la insistencia era bastante, después me dijo algo parecido Miguel, yo le comenté a mi hermano que no podía subir con el grupo que subiera antes o después, le presté mi piolet y después Miguel le dijo a mi hermano, para ti hasta aquí llegó la excursión para ti, los demás comenzamos a subir hacia el refugio Luis Méndez, media hora más tarde empezó a subir mi hermano,

Mientras tanto Lalo Tovar subía por una Zona más empinada, y Esteban le dijo que el camino era por donde esta la Cruz pero él dijo mi saber por donde con tono extranjero al poco rato nos rebasó mi hermano, y el ritmo se hizo más lento por que aumentó la dificultad del terreno, después llegamos al refugio semidestruído, nos colocamos los lentes y continuamos la caminata. Al terminar de subir la arista del sol se recomendó que por norma nos pusiéramos crampones, pero era un día tranquilo, bello, raro que no había corrientes de aire la nieve blanda, la temperatura agradable, en mi caso llevaba unos tenis de media montaña de suela blanda, por lo que los crampones se me salían y acabe cargando uno amarrado a mi piolet como buen gamberro, a la mitad del pecho del Iztaccihuatl me encontré a mi hermano que ya venía de regreso le di un abrazo y continué hasta la cima, después continuaron las aventuras, pero ésa es otra historia.

 

III.3.2 La Tormenta de Agua nieve (principios del 99)

Aquella vez subí con dos amigos, uno sin y el otro con experiencia, había sobrestimado al Primero y pensé que podía él llegar al refugió de los 100, pero al empezar a subir desde La Joya, pensé que Roque se estaba haciendo el cansado, más adelante a escasos metros del último portilló después de esperarlo un rato, se recostó, y quería descansar más tiempo, en eso mi amigo Héctor comento ¡ya no sube! , Cuando las nubes venían hacia nosotros y el viento era cada vez más fuerte y frío, comenzó a lloviznar y por fin Roque comenzó a bajar y nosotras a subir por el último esfuerzo del día; Pero al poco rato de pasar el portillo comenzó el aguanieve y los vientos como remolinos, hacían girar mi manga-toldo que era muy pesada y no había servido de mucho pues llevaba todas las piernas totalmente mojadas me tropezaba al caminar y con el lodo me resbalaba Héctor me gritaba - por donde es el camino. Estaba atrás a menos de 30 metros según mi oído, pero no lo podía ver, quería caminar más rápido pero el cansancio y lo resbaloso del terreno no me lo permitían, Héctor me esperó y continuamos la marcha sin distanciarnos tanto, hasta que llegamos al refugio.

El error fue en recostarme y descansar mojado sin cambiarme de ropa, pues me estaba entumiendo, cuando quise cambiarme sentía calambres cuando se percató mi amigo me ayudo a cambiarme, me recuperé, después le dije ahora sí vamos a tomar sopa y café caliente, pero la estufa que llevaba ya no tenía gas, acabamos comiendo sardinas frías.

Al día siguiente estaba cansado pero Héctor tenía la curiosidad de conocer el camino. Ascendió por media hora y después regresó al refugio, todavía teníamos el pendiente por Roque y bajamos a la Joya, lo encontramos bien aunque la tarde y noche anterior se había mojado y enfriado, pronto partimos el regreso por la barranca de Alcalican y llegando en las primeras horas de la noche a Amecameca.

III.3.3 Los Témpanos horizontales (invierno del 98)

La emoción deportiva comenzó desde Puebla de donde partimos a bordo del Jeep de mi Prima, mi hermano Santiago, Juan Carlos el esposo de mi prima y su servidor, íbamos rumbo a Amecameca para recoger a mi hermano Agustín que venía del D.F. después llegamos en el Jeep hasta La Joya, La caminata empezó un poco veloz de no ser por Santiago que al esperarlo hizo que tomáramos un buen ritmo pero Juan estaba muy emocionado y caminaba rápido. Cuando se incrementó la velocidad del viento nos pusimos guantes y gorra, también le dijimos a Juan pero no quiso ponérselos todavía, media hora después, el esposo de mi prima me pidió que abriera su mochila para sacar sus guantes, ya que é no podía pues se le habían entumido los dedos de las manos. Finalmente llegamos al refugio de los cien, el viento aumento, en las paredes de este se habían formado conos de hielo, como si fuera un refrigerador, pero dentro de éste sin el viento estuvo confortable la noche, Juan Carlos no pudo dormir bien por el mal de montaña, le estuvo doliendo la cabeza; al día siguiente, de regreso por la mañana, la nieve estaba dura y caminábamos sin crampones siguiendo las huellas, de otros alpinistas, el viento era muy fuerte, el frío se sentía con mayor intensidad, fue una nueva experiencia para mí.

 

III.3.4 La noche de la tienda rota y vieja. (Ayoloco 97)

Esa vez subí con mis dos hermanos, Agustín y Santiago, el cual por ser el menor, en experiencia, edad y condición física cargaba una mochila ligera y las restantes una normal y otra pesada nos las turnábamos por tiempo, pensábamos dormir en el refugio de Ayoloco, pero al registrarnos en La Joya nos advirtieron que mucha gente pensaba hacer lo mismo y no llevábamos tienda de campaña. Al principio la caminata es tranquila porque bajábamos al origen de la cañada Alcalican, en esa parte llevaba la mochila pesada, al llegar al fondo de la cañada empezamos a subir y seguía con la mochila pesada, es una gran pendiente en cuanto a cantidad y longitud, al final de ella logramos ver a un grupo como de 6 alpinistas que no se movían,

Agustín comentó porqué no apresuramos el paso y los rebasamos para apartar lugar, yo le dije que estaba muy cansado y fue cuando le pasé la mochila pesada, continuamos subiendo hasta donde hay una cruz, allí tomamos un poco de agua y algunas fotografías, al poco tiempo volvimos a la marcha. Mi hermano Agustín me indicó por donde era el camino y con la mochila mediana me adelante para supuestamente apartar lugar, pero después de 45 minutos al llegar al refugio estaba completamente lleno, dejé la mochila en la esquina exterior de la puerta y regrese para ayudar a Santiago, pues se veía mal, los alcance y le quite la mochila ligera que poco lo ayudo pero supongo que hubiera llegado peor, al estar los tres en las orillas del refugio un alma caritativa desde dentro de este nos prestó su tienda de campaña, la armamos tensándola de las paredes de este y del otro lado con piedras, las bolsas de dormir que llevábamos eran para bosque y algo viejas, pero al estar Agustín y yo armando Santiago comenzó a sentir calambres, cosa de la cual no me di cuenta en ése instante. Fue cuando le dijo mi hermano Agustín a Santiago que se metiera a la tienda y nosotros acabaríamos de acomodar las cosas, luego me metí a la tienda y al final Agustín quedé en medio y estaba contento de saber que pasaría menos frío, pero la gracia no duró tanto ya que Santiago se quejaba mucho del Frío y como buen hermano tuve que cederle mi lugar, aunque la diferencia era poca, pensaba que en la madrugada sería mayor, en esa pequeña tienda nos pasábamos el envase de refresco y la bolsa de pasas chilenas pues no cocinamos nada para cenar.

Al pasar las horas yo quería que amaneciera pero cuando alguien llegó a media noche me di cuenta que faltaba mucho para el amanecer, los que llegaron tenían buen equipo y lo que era un charco de nieve en la tarde en madrugada era de hielo, hasta la primera luz, salí de la tienda pensando que afuera hacía menos frío pero no era así apenas terminé de orinar y me volví a meter a la tienda, que era un poco menos fría, poco tiempo después el viento disminuyo salimos los tres hermanos, y nos tomamos una foto en la peña Aguilera que algún día realizaré la ilusión de escalarla. Finalmente bajamos hasta Amecameca caminando, tomando fotos por la barranca de Alcalican disfrutando de la diversa vegetación acorde a la altitud a lo largo del camino.

 

 

 

 

III.3.5 La Solitaria Noche en Chalchoapan (97)

Era Un Domingo en el Que Salimos mis hermanos Agustín y Santiago, tenía la leve intención de pernoctar pero no lo manifesté al principio,

Santiago quería probar hasta donde podía llegar teniendo como meta el refugio de láminas, subimos por la ruta de grapas, y en el medio día llegamos a Nexcoalanco, al terminarse la pendiente de la caja a trancas fue un descanso pequeño, al entrar a Loma larga empezó de nuevo la emoción deportiva. Después de unas pendientes interesantes llegué al famoso Tumba burros, a medio camino hice un descanso jadeando como si hubiese corrido aunque solo caminaba constantemente, en mi mochila solo tenia un refresco y una bolsa de dormir, pensaba en que ser gamberro al menos así sin afectar a terceros era agradable. En este caso me defino como simple espectador, algo raro pero ya estaba allí en el refugio de Chalchoapan, pense que esa noche estaría solo pero al obscurecer llegaron dos o tres personas con tienda y acamparon en el refugio viejo, yo quería hacer una fogata pero desistí, después desenrollé la bolsa de dormir en una litera y me acosté, de vez en cuando me asomaba por la ventanilla para ver el cielo, tuve la suerte de ver dos o tres estrellas fugaces, volvía a meterme a la bolsa de dormir mientras apretaba el botón para mirar el reloj, pues también quería regresar temprano.

El regreso a las 5 a.m. fue realmente emocionante el caminar a obscuras y en penumbra arrastrando las plantas de los pies para no caer es una experiencia inolvidable, hubo un momento en que de plano esperé a que clareara un poco, y a lo lejos veía la tenue luz de la estación de micro ondas de altsomoni, poco después ya había terminado de recorrer el tumba burros y a láminas llegué con iluminación aceptable, el resto del retorno a San Rafael sólo tenía que cuidarme de no resbalar en el lodo.

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III.4. - El Nevado de Toluca. (1996)

En aquella época me sentía deprimido, entonces Arturo me habló para salir el fin de semana al Nevado de Toluca, junto con Sebastián, amigos de años atrás nos conocimos en un curso de Espeleología. Cuando llegó el momento de partir sólo fue Arturo y cuando le pregunté porque no vino Sebastián me dijo que le había dicho lo siguiente - ¡Ya tienes panza de señor, así no llegas ni al Ajusco!, Esa expresión me hizo sonreír, pero mi estado depresivo hizo que pensara en la vejez y que al rato ya no podría seguir subiendo.

Aquella mañana del sábado estuvimos esperando a la novia de Arturo, pues no se decidía en salir, a medio día subimos a la camioneta la motocicleta y partimos al volcán nos quedamos en el refugio que está a un lado de la caseta, al día siguiente mi amigo no quiso subir, desde el fondo del cráter me acompañó 10 minutos, haciendo la finta y se quedo a pasear en su motocicleta por las lagunas, mientras yo subía hacia la cima, a escasos 25 metros me encontraba al inicio de una rampa de roca que me intimidó y decidí rodear para encontrar un camino mejor, pero no fue así, más adelante por la parte interior del cráter podía observar como la roca estaba suelta y se movía por la arena cuando caminaba, después vi una formación de Roca como ventana, camine hasta ella, una vez en ésta no me podía bajar porque tenía miedo, pasaron algunos minutos y finalmente bajé. En ese instante desde la laguna mi amigo le comentaba a su novia, hasta allí va a llegar ahorita se regresa, y así fue, al tratar de subir ya no pude más y de bajada al principio sentí miedo hasta que pisé otra vez la arena, fue cuando vi un perro muerto, me atemoricé de poder dar un paso en falso y acabar como él, fui caminando en travesía con mucho cuidado hasta llegar de nuevo al punto donde estaba la base de la rampa de roca, el camino por andar después de esto ya no era tan peligroso. Al bajar la novia de Arturo me hizo unos comentarios con gran exclamación que me gustaron mucho porque en el fondo eso también buscaba y lo encontré.

 

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III.5 Una cima inesperada. La Malinche. (finales de 1998)

La vez que la subí en solitario no pensaba hacerlo pero las circunstancias se dieron. Salí con Roque de la terminal TAPO hacia Apizaco, al llegar allí compramos algunos víveres que nos faltaban y tomamos un taxi al albergue del IMSS al llegar allí empezamos a subir y antes de llegar al pico de águilas vi una gran piedra algo inclinada y al rededor troncos secos, como no llevamos tienda de campaña, empecé a acomodar los troncos y minutos después empezó a ayudarme Roque a construir el refugio, cuando quedó terminado, nos dimos una vuelta hacia el pico de águilas y tomamos algunas fotos, nos regresamos pronto porque habíamos dejado cosas allí, prendí la fogata pero hacía mucho frío.

El humo entraba y el calor escapaba, fue una noche muy fría y con el humo no se podía respirar bien, al día siguiente Roque no se sentía bien y no le importaba llegar a la cima pero a mí si. Empece la caminata y al poco rato observe que en una tienda de campaña situada en los arenales observaban a alguien quien me supongo había salido una media hora antes que yo.

Cuando subía la pendiente fuerte después de los arenales, los demás bajaban porque parecía granizar pronto, llevaba un par de tenis viejos puestos y con la humedad la bajada sería muy peligrosa pero aún así continué subiendo, pasaba por mi mente el miedo de resbalar de regreso con las piedras mojadas, el viento era fuerte y desplazó a las nubes a otra región y no llovió, al llegar a la cima saqué una foto a la cruz derribada y comencé a bajar contento de que el sol brillaba y a medio camino de la parte empedrada veía como la gente subía de nuevo y otra continuaba subiendo, el peligro gracias a Dios no llego pero la emoción siempre está presente, la bajada a partir del refugio fue tranquila, y para finalizar hubo otro riesgo al tomar un aventón en la parte posterior de una pipa de agua vacía, la cual bajó muy rápido, pero sin mayores percances regresé a casa.

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III.6.- Sierra La Negra

Esta montaña al estar tan cerca del Pico de Orizaba a veces pasa desapercibida, desde que leí un reportaje en México Desconocido quise estar allí y por fin he dado un adelanto del costo de la convivencia del CAM donde podré subir al Sierra Negra, la emoción desde ahora la contaré. En la siguiente semana me alegro más pues Carmelita ha decidido acompañarme al campamento base.

El lunes 15 de noviembre de 1999 surgen algunos problemas pues es cumpleaños de mi tío Manuel y no encuentro los boletos, por otra parte existe la posibilidad de venderlos, pero me negué, después el sábado en la mañana a las 8 en punto los camiones partían del CAM y Carmen no llegaba, pero de milagro alcanzó el autobús, al llegar a San Andrés presenciamos un desfile y hubo una ceremonia, después partimos al valle del encuentro, situado entre el citlaltépetl y la sierra negra, allí en la tarde montamos la tienda y después comimos al hacer esto nuestro vecino se le incendió la estufa, en la noche tuve el honor de representar al GAP como parte de la ceremonia de la convivencia alpina, en la noche Carmelita vomitó más de 5 veces y a Fernando le dolían los golpes que se había dado en la tarde.

Después me dijo que mejor subía conmigo al Sierra Negra, pero cuando se dio la llamada en la madrugada ya estaba más puesto que un calcetín, en cambio yo estaba cambiando de percepciones respecto al alpinismo, cuando dieron la llamada para subir al sierra negra ya no salí, sino hasta las 8:15, sin cosas y caminando deprisa, fueron 2 y 1/2 horas de caminata deportiva recreativa, admirando el techo de México con sus largas lenguas de Nieve, en la última arista que subía una persona que estaba como 300 metros delante de mí subía por una zona más escarpada, las rocas estaban sueltas y decidí no seguirla cuando llegué al final de ésa arista, me lo encontré sentado y me comentó que se había caído, aunque no llegué a la cima me sentí Satisfecho por todo lo demás que implica en el final de la arista de donde regrese la cima se veía mas cerca y redonda, atrás la fila de alpinistas que estaban llegando para posteriormente hacer una pequeña ceremonia y regresar, al regresar al valle del encuentro Fernando ya había regresado y levantaba el campamento, por la tarde en CD. Serdán comimos un rico caldo de camarón y como a las 9:30 p.m. ya estábamos en la ciudad de México. Tres meses después me entregó Fernando diplomas del CAM para nosotros y el Grupo Alpino Pax, de nuevo volví a sentirme parte del grupo, ya que antes no lo sentía tanto y eso me alegró, al recordar que también allí promocioné al grupo pero como casi siempre me sucede le perdí la pista al interesado.

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III.7.- El Nevado antes de la Erupción del Volcán de fuego.

En semana santa del 99 decidí subir ya que meses atrás alguien me hizo un comentario sobre un club que organizaba una excursión al volcán, aunado a la oportunidad que se me dio, de subir con el primo de Roque que conocía el camino el día del ascenso fue todo muy rápido salimos desde la ciudad hasta la estación de microondas en una camioneta, pero antes en las cercanías del albergue nos tomamos unas fotos y se quedó otra primo de Roque que le dio mal de montaña, al terminar los arenales empezó a incrementarse la pendiente y hubo tramos donde escalamos.

El primo de Roque fue el primero en llegar después cuando llegue esperé a su tío el cual estaba cansado pero Roque aún no llegaba y él tenía la cámara entonces me regrese a ver si ya venía cuando lo encontré ya le faltaba poco para llegar nos tomamos unas fotos, donde al llegar a la cima se podía observar el vapor que salía de las negras y calientes arenas del volcán de fuego, los lugareños nos habían comentado que ya estaba calmado porque días antes hubo actividad, lo que no sabíamos era la pronta erupción que vendría meses más tarde. Regresamos al comienzo de los arenales por unos familiares de Roque, y después a la estación de micro ondas, finalmente pasamos al albergue por el primo que tenía mal de montaña y nos regresamos a Colima, llegando como a las 10 p.m.

 

 

III.8. - El Cofre de Perote.

En los años 70´s mi padre nos llevo, a mis hermanos y madre, al Cofre de Perote, ahora que recuerdo éramos pobres pero felices en un VW Sedan, viejo, nos dirigíamos de fin de semana al lugar, viajábamos con mis padres cantando en lo que llegábamos, por el camino me encantó ver, por la ventana del automóvil, los verdes sembradíos de patatas con sus peculiares agricultores era tiempo de cosecha, mas allá una yegua con su potrillo, al llegar al final del camino nos encontramos al cofre, por un momento supuso mi padre que hasta allí llegaríamos pero al bajarme empecé a darle vueltas al cofre y entre brocales descubrí un camino, instantes después le aviso a mi padre y mis hermanos llegando así hasta la cima allí en una esquina sobre la piedra mi padre sacó su navaja y grabó la fecha y jamás he vuelto.

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III.9Tlaloc

se encuentra en el parque nacional Zoquiapan, la primera vez que encumbre, comenzamos a caminar desde Rió frío, El clima era húmedo y la temperatura baja, al subir empezó a chispear, algo agradable, poco antes de llegar al cerro del cofre aumentó la lluvia y más adelante comenzó a granizar, así continuamos la caminata hasta la cima, esperamos a que llegara el último rezamos algo breve y comenzamos a bajar, poco después el granizo se volvió lluvia, y finalmente escampó. En la segunda fue más preparada hubo brújula y mapa y a cada rato esperábamos para discutir donde estábamos y cuál era el camino más corto aunque algo tedioso cuando uno no es el que decide. En fin este sitio también cuenta con una zona arqueológica de la cual obtuve, información interesante, respecto a la calzada principal y las leyendas del lugar, las cuales compartí nuevamente un sábado antes en la junta del GAP, el día después de la cita cultural que expuse no llegamos a la cima por falta de tiempo.

 

 

 

III.10Telapón:

La primera vez fue mucha gente del grupo PAX porque fue La despedida del Padre Roberto del CPP. El camino es una vereda bien marcada, la cual pasa entre pequeñas zonas de flores silvestres, la vegetación termina cerca de los 4000 metros donde hay rocas en las que aveces uno escala un poco, la gente se quejaba pues la mayoría no estaba acostumbrada a subir aunque la caminata no es muy pesada, en la cima hay un monumento al SCJ, donde se celebró la misa, después comimos y bromeamos un poco de todo, al bendecir y al suponer lo que vendría en un futuro, las mujeres siempre tan emotivas se despidieron.

La segunda ocasión un día antes Carmen quería ir al Ajusco pero mi egoísmo logró convencerla de ir al Telapón mi razón era por tener más metros sobre el nivel del mar al empezar la caminata fue algo rápida y sólo hicimos tres descansos razón por la cual al llegar a la cima se vomitó, ella quería quedarse más tiempo allí pero comenzamos el descenso y nos encontramos al GAP por coincidencia, ellos bajaban casi corriendo y los perdimos de vista hasta llegar a la carretera.

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III.11.-Tacaná.

La Primera Vez que escuché del Tacaná fue con Carlo Magno y Guillermo Badillo quienes me invitaron dentro del GAP pero nunca se llevó a cabo, pero tengo en mi futuro la intensión de llegar, aunque esta en la frontera, me las ingeniaré. El último pueblo es Unión de Juárez, para esto antes hay que llegar a Tapachula y de allí viajar como dos horas, este volcán se encuentra en la frontera de México y Guatemala, de llegar a la cumbre será la primer ascensión internacional en mi carrera de alpinista. Para finales de diciembre de 1999 estaba por llegar a Tapachula cuando súbitamente entre las nubes logro observar por la ventanilla del avión al majestuoso volcán, la emoción de conocerlo por primera vez en vivo duro hasta días después, al verlo de nuevo por la carretera; en el regreso a la capital me despedía de él en un cálido atardecer con la idea de volver algún día para internarme en sus dominios. Ese día quiero que sea antes de terminar este siglo, en el mes de Diciembre tengo que planearlo mejor que en 1999.

Por fin el 23 de diciembre de 2000 a las 9:20 hrs. Me encontraba en la cima del Tacaná, logro que días antes todavía lo tenía en duda cuando preguntaba cómo llegar, cuando me dijo Daniel que 2 días era muy pesado y se necesitaba estar en forma, cuando sentía el cansancio aquella tarde, del viernes 22, y en otros momentos de desilusión. Pero al finalmente se dio la oportunidad y la aproveché. El viernes por la mañana partimos rumbo a Cacahuatán, de allí a Unión Juárez, antes de salir compramos lámpara galletas y refrescos, en la calle empedrada al comienzo nos encontramos con personas que venían de regreso, las cuales decían que había granizado, que estaba el lodo resbaloso, también nos dijeron que había dos caminos la línea y el chiquihuite, un empedrado empinado junto a un río empezamos a subir fue pesado pero con la emoción no lo sentía tanto, después del río siguió un camino empinado hasta llegar a un Plano donde se encontraba una tienda, al abandonar este la niebla llegó y me comentó Carmen que de regreso estaría bien acampar allí, temíamos que lloviera o granizara por lo que apresuramos un poco el paso, ya que la pendiente disminuía, vimos algunas flores que parecían garras de ave, más tarde nos encontramos a otras personas bajando y en la tarde estábamos llegando a trigales, donde nos dijeron que a partir de allí había varios lugares para quedarse a dormir. Pero que no fuéramos más allá de las trancas pues de noche y sin experiencia sería peligroso, por otra parte comentábamos que mientras más adelante nos quedáramos sería mejor para ahorrar tiempo en el regreso. El camino seguía ancho y con poca pendiente hasta pasar los trigales y encontrarnos con un angosto, empinado y empedrado camino donde ya me encontraba bastante fatigado del caminar con el peso de la mochila, a pesar de los descansos tenía la intención de quedarme acampar a media subida donde se veía una choza. Después de descansar y comer algo al llegar a esa choza nos dijeron que un poco más adelante había otra choza, y un poco mas se encontraban las trancas y a unos pasos la choza, viéndolo así pensamos seguir caminando pues todavía iluminaba la tarde, pero al pasar la primer casa obscureció y no vimos las trancas, seguimos caminando ya con una linterna lo cuál se hizo más lento, pero ya cansados nos estábamos desesperando, cuando por fin encontramos las trancas.

Con la idea de que la choza estaba cerca nos animamos y salimos del camino, después resbaló Carmen y fue cuando optamos por esperar a otras personas que se escuchaba por gritos que venían abajo cuando estuvieron cerca vimos el camino y recuperamos la seguridad al caminar sobre el camino y a los pocos minutos ya descansábamos en la choza. Al día siguiente partimos con el segundo grupo de personas pero pronto nos dejaron y al llegar al Valle de ardillas pude ver la cima, pregunte para asegurarme y regresé a tomarle una foto a Carmen que avanzaba despacio cuando llego al valle, seguía vomitando y fue cuando acordamos que descansara y regresara a la choza y en pocas horas yo la alcanzaría, llegué a la Cima y bajé trotando hasta que llegué a la choza acomodamos mochilas y comenzamos el regreso juntos llegando a Tapachula a las 20 horas.

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III.12. -El Téyotl

III.12.1 en Solitario.

La noche el bosque las motos la cabaña y los sueños. Aquella vez estaba dispuesto a sentirme parte de la naturaleza empecé a subir como a la una de la tarde por San Rafael, cuando estaba en el tubo tomé un camino adyacente por la izquierda con una rampa de tierra mojada, el sentir la posibilidad de resbalar me gustaba, al ir caminando entre las veredas me sentía feliz y tranquilo escuchando los cantos de los pájaros, el caer de las hojas, percibiendo el olor de la húmeda montaña, continué así hasta pasar Nexcoalanco, después me desesperé un poco porque llevaba hora y media y no encontraba la cabaña de la ciénaga, al crepúsculo la encontré, cené algo sencillo y me dispuse a dormir, soñaba que allá afuera entre los arboles un Tecolote me estaba mirando y la luna se movía al ritmo de unos fuertes ruidos que escuchaba a lo lejos, eran de motocicletas, al día siguiente continúe el ascenso hacia el refugio, en la arista que rodeaba la ciénaga se sentía el aire fresco, y suave, más adelante la subida no se me hizo tan pesada. Al llegar al refugio estaban allí los motociclistas, comiendo tacos árabes, al llegar los saludé, platicamos un poco y me convidaron tacos árabes que habían comprado en Puebla pues desde allá venían, les comenté de la fábrica de La Morena y la conocían porque uno de ellos tenía una cadena de restaurantes y les consumía sus enlatados, me invitaron a visitarlos y al poco rato se fueron, comí unos tacos árabes que me regalaron y comencé mi descenso hacia Nexcoalanco.

 

III.12.2 los dos últimos intentos.

El Lunes 20 de noviembre de 2000 intenté subirlo en un solo día, pero llegamos solo hasta la base del solitario, debido a que no encontré la brecha para dejar el auto en Nexcoalanco y caminamos desde San Rafael, al descansar de subir desde el camino hacia abajo le mostré a Reynaldo el centro ceremonial, tomamos unas fotos y de regreso me resbalé en el lodo donde comienza el camino del caracol, junto a la caja de agua, fue un intento fugaz pero probablemente exista otro pero será hasta el próximo milenio. La primer excursión del Siglo XXI la realicé otra vez aquí pero ahora por llano grande fue el 3 de marzo de 2001, en este relato también comentaré lo que no es recomendable hacer, por ejemplo se me olvidaron los lentes obscuros, gracias que sólo fue un día ya que en el refugio encontré unos, tampoco lleve polainas y se me entumieron los pies pues la nieve se estaba derritiendo y el agua entro por las botas, había invitado a dos amigos sólo uno llego pues la noche anterior nevó demasiado, alquilamos el viaje en camioneta a llano grande, al bajar me puse la mochila y caminé hacia el Téyotl por donde creí indicado, poco después encontré otro camino de tercería el cual llegaría hasta el valle donde está el adoratorio, al terminar este, Eduardo me mostró su GPS, diciéndome que estábamos a 800 metros de Nexcoalanco, cosa que no era cierta, pues faltaba calibrarlo, después indicó que eran 6 Kilómetros. Todo ese tramo fui abriendo huella hasta que por fin me detuve y pasaron otros dos los cuales seguí mas relajado y sin tanto esfuerzo, cuando subíamos notamos que la mayoría de la gente se regresaba, solo dos personas acamparon poco antes del refugio, al llegar al refugio descansé y me quité las calcetas húmedas y frías. La noche llegó y la bolsa de dormir que cargué era delgado y frío pero Lalo me prestó un rato su chamarra hasta después de la media noche, cuando bajó más la temperatura. De regreso nos encontramos más gente subiendo, pero la nieve se estaba derritiendo. Al final en el paradero de san Rafael me fisuré la costilla izquierda, cosa que me enteraría 7 días después.

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III.13 Ajusco

III.13.1 Primer cima en los 80's

Mis hermanos y yo éramos adolescentes y mi padre nos llevó al Ajusco, por la carretera él observaba la cima y calculaba cual era el punto más cercano a ésta, mientras que yo de impaciente quería bajarme ya a caminar. Cuando por fin mi padre estacionó el carro salimos corriendo y Agustín tomo la delantera, luego Félix y detrás yo caminaba al llegar a una arista desde donde se veía el pico de Aguilas y la cruz del Marqués, allí se detuvo Félix yo lo alcance y vimos que Agustín seguía caminando, lo seguí hasta alcanzarlo, luego llegó mi Papá donde estaba Félix y se dirigieron hacia la cruz del Marqués, para esto, Agustín y Yo estábamos en el puerto situado entre Cruz del Marqués y Pico de Aguilas Cuando nos gritaba mi Padre que ya regresáramos, otras personas que parece que venían del cerro de Sto. Tomás, escucharon que le decía a mi hermano Félix que nos queríamos comer unas quesadillas, llegamos a la cima y por su puesto no había tales, regresamos a Cruz Del Marqués y alcanzamos a mi madre y Santiago. Finalmente una vez en el auto, volvimos al hogar todos juntos en familia en un cálido ambiente familiar. Esa Fue la primera de muchas excursiones en las que alcancé la cima quizá ya con otro enfoque como el de participar en cursos de montañismo, lo cual las hicieron más formales y menos familiares, a excepción de…

 

III.13.2 Finales de los 90's

Cuando fui con mi sobrina y hermano a jugar con la nieve en el invierno del 98, aunque no hicimos cima la pasamos muy bien, jugando en la nieve con las palas de plástico para jugar con la arena hicimos un muñeco de nieve entre los tres, recuerdo que como subió mi sobrina en hombros de su padre en la nieve corría contenta mientras un señor se asombraba de que la niña no estuviese cansada, si mal no recuerdo fue la última vez que he visto a Jorge Wingartz, por otra parte de regreso Agustín se había acalambrado por cargar a su hija y la última parte hasta la carretera lleve yo a mi sobrina en los hombros.

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III.14 El Viejo.

Termino las historias con la mas precipitada la del viejo decisiones que tomé a mas de trescientos mil metros de distancia en cuestión de días y me resultó satisfactoriamente, para sorprenderme a mí mismo, ahora que lo recuerdo. En tan pocos días no creo que lo vuelva a repetir. Partí de Cuernavaca una tarde, en la noche tome el autobús del D.F. a Matehuala, al día siguiente en la tarde salí a Zaragoza, en la madrugada siguiente, subí la montaña bajando a las 10 de la noche, a esa hora partí a Matehuala, dormí un poco y alas 8 Salí al D.F. llegó a las 4pm y tomé el camión Cuernavaca llegando en la tarde de nuevo en casa. Pero lo interesante de esta historia comienza en la tarde en que llegué a Zaragoza, recorrí medio pueblo en busca de alguien que quisiera subir conmigo, tenía la necia idea de llegar hasta la cima, ya que meses antes mi hermano Agustín había llegado hasta el puerto del viejo, y me comento sugerencias para continuar. Por fortuna me encontré con unos Leñadores, el haber escuchado que todavía por allí pasaban Osos y venados me emocionaba mucho. Pero jamás imaginé que me encontraría con parvadas de pericos en la cima del Viejo, lugar alto y frío ya que en algunos inviernos llega a verse nevada la cima.

El día de la ascensión me levanté muy temprano llegué a la casa de uno de los leñadores y subimos a la camioneta rumbo al Puerto El Viejo todavía no salía el sol y ya estábamos sobre la terracería aunque posteriormente al salir el sol se veían entre las ramas de los árboles el heno que adornaba al bosque de una manera muy particular. Continuábamos y el camino se ponía cada vez peor, pero ellos comentaban que todavía faltaba para dejar la camioneta y empezar a caminar, así llegamos muy cerca del puerto El Viejo.

Al comenzar la caminata los leñadores me indicaron que no hiciera ruido pues pretendían cazar un venado pero eso nunca ocurrió, entre la tierra del bosque cada vez surgían más esas rocas blancas y afiladas que caracteriza el lugar se ve que había un camino para mulas pues años atrás una avioneta había caído en el lugar y se hizo un rescate, ellos también pretendían bajar parte de la avioneta o avión pequeño, al poco rato la pendiente fue mayor pero ya casi llegábamos a la cima, entonces uno de los leñadores decidió dar un rodeo a la cima para ver si cazaba algo y nos quedamos de ver en un punto acordado mientras el otro y yo pasábamos sobre el borde de la pared desde donde haría unas tomas de vídeo, no sin antes pasar por la cima donde se Encontraba una antena repetidora con baterías solares, de regreso tomamos otro camino de plantas cactáceas que lo hicieron más difícil pero llegamos al sitio acordado fue entonces donde escuchamos las parvadas de loros y posteriormente los observamos viajar de un árbol a otro, después comimos y finalmente emprendimos el regreso, el cual yo creí que sería directo pero pararon para talar unos cuantos árboles y llevárselos a Zaragoza, a la cual llegamos como a las Diez de la noche cansados pero satisfechos cada quién por sus motivos particulares.

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IV. - Conclusiones.

En esta segunda edición la idea de que no ha terminado el siglo ni el milenio fue causante de retomar este proyecto de las 14 cumbres pensando que me puedo documentar mejor y a su vez darle mayor formalidad tratando de visitar el Tacaná y cubrir aunque sea una de las cimas faltantes pero estando a finales de julio de 2000 siento que el tiempo se me va. La Soberbia de trascender, con la aparente intención de compartir es una razón por la cual continué, quizás quiero mas de lo que puedo, y esto es una forma de consuelo, de saber que se pueden hacer tantas cosas pero concretarlas cada vez era más difícil, debido a la soberbia de los logros. Así que traté de enfocarme en las percepciones con humildad a partir del 22 de agosto de 2000, lo cual dio frutos hasta noviembre, con la patada de ahogado en el Téyotl y la consumación de la cima en el Tacaná a finales de Diciembre. Así pues me faltaron las siguientes cimas: Citlaltépetl, Popocatépetl, Nevado de Toluca, Sierra Negra y Téyotl. Un nuevo reto para un nuevo siglo, pero ésa será ¡otra historia!.

 

Nota : Comentarios a: anietor@elfoco.com

V.- Mapas

 

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